Con un último y hábil giro de la muñeca abriremos la botella.
Plooofff ….. y la espuma alocada se afanará en salir.
Intentaremos evitar no derramar ni una gota. Llenaremos las copas. Pero si no fuera así, y cayeran algunas gotas, no pasa nada, nos empapamos los dedos y nos las fregaremos por la frente.
El Cava, nos bendecirá, detrás de aquel líquido dorado hay tierra, luz, aire, lluvia, viento pero también trabajo, esfuerzo, trabajo, constancia, inteligencia …
Brindaremos por lo que acaba de nacer.
Levantaremos los copas celebrando la fiesta, la mayor, la familiar, la colectiva, la personal.
Entrechocar las copas para la satisfacción de terminar un trabajo bien hecho o por un triunfo que nos ha costado.
Haremos un chin-chin, tierno, suave, insinuador casi inapreciable, imperceptible esperando la pasión.
Beberemos de la botella y rociaremos a los que nos rodean como si fuéramos los deportistas que tantas veces hemos visto …
Pero siempre en el momento de felicidad, de la fiesta, de la alegría, el Cava está.
Nos marca el tiempo del placer y del bienestar.
Nos marca el tiempo de la felicidad, los momentos inolvidables, los momentos que permanecerán en nuestra vida como recuerdos placenteros, todos aquellos momentos que guardaremos en nuestra caja de los recuerdos.
Entre la felicidad y la magia del momento siempre hay un sorbo de Cava.
Genís Casanova
Amigo del Cava