Este es mi proyecto enológico, una aventura vital que comencé, de manera inesperada, un día de Navidad del año 2012. La tarde anterior, había dejado atrás mi estabilidad laboral en el sector bancario, convencido de que, aunque la vida está llena de oportunidades, debemos ser nosotros mismos quienes las busquemos.
Formarme fue el primer paso para comenzar mi aventura vinícola. Mi inquietud, enseguida la acompañaron los conocimientos y la técnica, y poco a poco fui recuperando la vida de las cavas de Santa Fe.
Con dedicación y perseverancia, logré convertir una de mis pasiones en mi profesión. Un oficio íntimo y artesanal que, día tras día, sumido en la oscuridad de la bodega, me permite trabajar el alma inquieta de los vinos.